A la luz de una tranquila y estable conciencia de uno mismo, las energías interiores se despiertan y obran milagros sin ningún esfuerzo de tu parte.
Sri Nisargadatta Maharaj
Una mente serena es todo lo que necesitas. Todo lo demás acontecerá adecuadamente una vez que tu mente está en calma. La serenidad es una virtud que se consigue con tiempo y práctica. Saber mantener la calma en los momentos difíciles y ante las preocupaciones, es un logro que sólo lo consiguen las personas que han cultivado la serenidad. Debemos saber qué nos hace perder la serenidad y qué podemos hacer para conseguirla.
¿Qué es la serenidad?
Serenidad. Es sosiego, paz, auto control, tranquilidad, calma… Es una actitud sosegada y calmada ante cualquier acontecimiento por contrario o complicado que sea. Es saber enfrentarse a las contrariedades y a la adversidad, sin caer en la desesperación ni en la impaciencia, sino manteniendo una actitud reflexiva que permita valorar y ver la magnitud del problema buscando soluciones desde la calma y la reflexión. Las personas serenas poseen mayor control de sus emociones, no dejan que su estado de ánimo o sus problemas afecten al trato con los demás y mantienen siempre un trato cordial y tranquilo con quienes les rodean. No se dejan llevar por sus sentimientos, permaneciendo siempre calmados, tanto en los momentos o circunstancias que les producen gran exaltación, como en aquellos otros totalmente contrarios, donde predomina el desánimo o la tristeza. Estas personas no se dejan llevar por los impulsos ni por las prisas, piensan antes de actuar y sus actos son el resultado de pensamientos meditados y ponderados. Mantienen la serenidad en los momentos difíciles y no se impacientan ante situaciones imprevistas. Poseen un gran dominio de sí mismas y también de su entorno, al tener una visión más objetiva de lo que acontece.
La serenidad ante las actitudes de los demás.
Serenidad. La calma de nuestro mar no debe depender de los barcos que en el naveguen. Hay quien no acepta a los demás tal y como son. No soportan sus defectos o carencias y esperan que modifiquen una conducta concreta o que realicen un cambio en algún aspecto de su carácter o personalidad que no les gusta. En caso contrario, no son capaces de mantener con ellos una relación serena y equilibrada. No son conscientes de que siempre hay que contar con algunas limitaciones nuestras o de los demás, y que no aceptarlas, sólo genera sufrimiento y malestar para nosotros como para los demás. Hemos de saber que la serenidad sólo depende de nosotros mismos y de nuestro interior y no de las conductas de otras personas. Es un error tratar de cambiar a alguien o algo que no es susceptible de cambio o mejora. Lo fundamental es vencer esos pequeños obstáculos que nos irritan o molestan desde nuestro interior y no delegar a nadie ni a nada, esa responsabilidad. Cada uno estamos dotados de un poder para ejercerlo sobre nosotros mismos. Aceptar a los demás con sus defectos y limitaciones, tratar de entenderlos, es la mejor actitud que podemos mantener ante cualquier persona, además de la más inteligente y respetuosa. Hemos de tener claro que mantener una actitud serena en todo momento no depende de los demás ni de las circunstancias sino de nosotros y de nuestros pensamientos.
Causas que nos alejan de la serenidad.
Existen algunas circunstancias que nos impiden o dificultan desarrollar la serenidad. Tratar de reconocerlas nos ayudará a superarlas:
- Cuando no conocemos los puntos débiles o las limitaciones personales. Debemos distinguir claramente nuestras posibilidades ante determinados objetivos y metas para comenzar una preparación especial y no proponernos objetivos inalcanzables sin antes empoderarnos ya que ante cualquier imprevisto, sólo lograrían un continuo descontento con nosotros mismos y la pérdida de serenidad.
- Cuando no dedicamos tiempo o un lugar para estar solos, meditar y pensar con tranquilidad sobre nuestra vida. No podemos poner en orden nuestros pensamientos y eso, no sólo nos hacer perder la serenidad sino que dificulta también nuestra forma de tomar decisiones y actuar.
- Cuando tratamos de dar una solución inmediata a los problemas o nos impacientamos ante la espera de acontecimientos que se demoran más de lo previsto. Hemos de tener en cuenta que hay cosas que no dependen de nosotros.
Para llegar a ser una persona serena se requiere voluntad. Veamos a continuación algunas sugerencias para lograr un comportamiento sereno:
- Conocernos mejor. Tener un conocimiento de nosotros mismos lo suficientemente amplio, como para conocer qué situaciones son las que nos hacen perder la serenidad y tratar de evitarlas o saber cómo actuar para no perder la calma.
- El trabajo responsable y bien hecho. La satisfacción personal y la tranquilidad que nos produce el haber realizado nuestras tareas a la perfección a pesar de los contratiempos, de la tensión o del estrés que podamos estar sufriendo, nos produce serenidad.
- Tener pensamientos positivos sobre los demás. Ver lo mejor de cada persona y saber disfrutar de quienes nos rodean respetando y aceptándolos como son.
- Siendo uno mismo, sin fingir un aspecto de nuestro carácter que no corresponde con nosotros y no demostrando afecto o interés cuando no lo sentimos. Debemos también reconocer los errores y equivocaciones que cada uno pueda tener y tratar de corregirlos.
- Procurar descanso físico y una buena alimentación. Aunque no parezca tener relación, todos hemos podido experimentar alguna vez como la falta de alimento, de sueño o descanso cambia el carácter de las personas y las vuelve más nerviosas e irascibles.
- Procurar un entorno ordenado y un orden de valores. Alcanzar la serenidad sin orden es muy difícil ya que puede dar lugar a situaciones de falta de control. Encontrar un objeto que buscamos o terminar un trabajo con rapidez, son situaciones que se verán afectadas por el desorden. Necesitamos orden y organización en nuestra vida, no sólo con los objetos materiales, sino también con respecto a prioridades y valores. Hemos de ordenar nuestras ideas y preferencias para actuar de forma coherente y serena.
- Cuando sienta los efectos de una reacción incómoda, solo observe lo que le está pasando (emociones y reacciones corporales) y, simplemente mire la situación de la misma manera que describiría un paisaje. No enjuicie las emociones y reacciones. No las califique de malas o de desagradables, solo obsérvelas. Usted si está contemplando un desierto y lo está describiendo, no necesita decir que es un lugar desagradable, basta que diga cosas como que hay arena por todas partes y/o que se percibe un intenso calor, etc. Haga lo mismo con lo que siente y nota en su cuerpo.
- No quedar cautivo de esas historias mentales que todos tendemos a contarnos cuando algo no es como nos gustaría que fuera. No practique “la rumiación mental” por seductora que le parezca.
- Lleve su atención a la respiración, al aquí y ahora, al presente. Si le cuesta llevar la atención a la respiración, ponga su atención en los sonidos que escuche. Todo menos llevar la atención a la “jaula de grillos” que es ahora su cabeza.
- Decida qué es en ese momento lo prioritario, lo esencial, la única cosa en la que usted debe de enfocarse. Tal vez sea en mantener la serenidad, en descubrir algo valioso, en sentirse más libre frente a las emociones disfuncionales que tienden a gobernar su vida.
Una Mente Preparada es aquella que ha vivido experiencias karmicas profundas en plena conciencia. El hacerlo abre tu mente al contacto íntimo con la enseñanza. Es una mente madura la que conoce mucho sobre las leyes de la vida. La edad no es un requisito para lograrla; es más importante un profundo cuestionamiento de todos los acontecimientos que han labrado tu vida.
Una Mente Dócil es aquella que se ha librado de la rabia, el orgullo, las explosiones de descontento e insatisfacción, los prejuicios y las evaluaciones previas de los hechos. Una mente dócil se abre al Dharma como la tierra seca a las lluvias…sin resistencia. Esta mente se libera conscientemente de muchas ataduras psicológicas para permitirle al Dharma hacer su trabajo. Es como el que coloca abono en sus tierras para mejorar los cultivos. Esta es una mente libre de resistencia.
Mente Libre de Obstáculos significa estar libre de ataduras. Ataduras mentales y físicas. Es una mente que se ha liberado de todo apego y de la ignorancia terrenal propia del hombre apegado a las cosas y circunstancias que le rodean. Solo así se puede escuchar y degustar el Dharma. Los obstáculos que nosotros interponemos en nuestra mente no nos permiten acelerar nuestro aprendizaje.
Una Mente Feliz es una mente abierta a energías y enseñanzas positivas. La tristeza – su opuesto – te sumerge en grandes estados de depresión. Solo una mente abierta, dispuesta, joven, sin ataduras puede sonreír en este mundo de sufrimiento e ignorancia. La felicidad no solo abre puertas, sino que permite mantenerlas abiertas. Estar feliz es estar dispuesto.
La Mente Serena se logra a través de la meditación. Momentos de silencio interior, revisión personal y vida estable (libre de inmoralidades, odios, ocio y mentiras) conducen a esta serenidad. Sin esta serenidad, el Dharma no podría recorrer tu cuerpo y mente pues la condición de una mente agitada despedaza y divide. La intranquilidad obstruye el flujo del Dharma; es como la sangre tratando de pasar por arterias tapadas.
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